En la alcoba la luz languidece,
y mis manos tu cuerpo recorren,
dejan huellas que quizás se borren,
en un juego de amor que estremece,
Un profundo deseo que crece,
nuestros cuerpos se pegan ansiosos,
aturdidos, de pasión y de gozo,
Insolentes de dicha se mecen,
Una sola persona parece,
y en un mar de caricias y besos,
nos amamos quizás con excesos,
al dejarlos que solos se expresen,
La penumbra a tu cuerpo embellece,
inundando de amor nuestras almas,
lentamente nos vuelve la calma,
de un amor progresivo que crece,
En la alcoba la llama se mece,
de una vela que está agonizante,
e ilumina tu bello semblante,
con su lánguida luz que decrece.-